Corridas do galo e Tribunais da Pascua

-XIV-

Achegas de

Xosé María Gómez Vilabella

Tribunais da Pascua. (Continuación)

Avogados (A. = Acusador; D. = Defensor) que actúan desde os seus cabalos, sen tarima de “Tribunal”.

…/…


A. Con el permiso de todos, – aquí en medio de la Sala ,

sepan que soy el Abogado – de la Acusación privada.

Hola, mi amigo Jacinto, – ¡con que tú el Defensor…!

¿Y no se te arruga la barba – delante del Acusador?

D. A las órdenes de ustedes. – está Jacinto Igualador;
saben que soy el Abogado – que defiende a Blanca Flor.

Me gustaría saber, – mi respetable señor Pajerto,

¿a cuántos se ha comido Vd., – que viene tan flamenco?

A. Te has metido en una Causa – que no saldrás con ella,
pues los delitos exigen – que se queme esta Doncella.

¿Estaría evocando á “doncella” Juana de Arco?

D. Por tus malas intenciones – de quemar un ser hermano,
a la cola de un pollino – tu debías de estar atado.

A. Por marcharse de sus padres – y meterse a maleante,
se tiene que hacer justicia – castigando al delincuente.

D. Se marchó de donde sus padres, – porque ellos la abandonaban,
que éstos se iban de juerga – y la niña en casa encerraban.

A. En la casa donde sirvió, – ¡no lo heches en olvido!,
ha desecho un matrimonio – traginándose al marido.

D. Por gustarlle ella al hombre – se sabe la perseguía;
pero Blanca Flor no tiene culpa – de haber nacido bonita.

A. Después de engañar a este hombre – se fué por aquellos barrios,
conviviendo muy divertida, – ¡con solteros y con casados!

Diante dos rapaces, os mozos usaban estes eufemismos, tales que “As divertidas”, “A María dos Quintos”, etc.

D. No sea tan mal hablado, – y deje en paz su vida privada,
que lo que haga cada cual – a Vd. no le importa nada.

A. Veo que te gustan las mujeres, – y por éso las quieres defender,
pero en esta ocasión – te prometo que llevas las de perder.

D. De sacarla en libertad – le he dado yo mi palabra,
y lo he de conseguir – o te rompo a ti la cara.

A. Con tus tontas apariencias – he quedado convencido
que en algún manicomio – debías de estar metido.

D. Si la justicia fuese severa – no debiera consentir
que un hombre de tu mala fe – tuviera derecho a vivir.

A. Con esas tontas defensas – he quedado convencido
de que en algún manicomio –debieras estar recluído.

D. De sacarla en libertad – le he dado yo mi palabra;
y lo he de conseguir, – ¡o te rompo a ti la cara!

A. Porque esta se ha de quemar – como manda la justicia;
por perversa y por malvada, – por indecente Straperlista.

D. Como el Straperlo es moda, – no puede ser delito;
y que Blanca Flor no se quema – muy en serio te lo digo.

A. No te pongas tan flamenco, – y habla mucho más bajo.
¡Exijo yo que se queme – y a ti te mando al carajo!

D. Si tienes lo que los hombres, – bájate de ese caballo,
y aquí en medio del campo – nos veremos mano a mano!

Aquí báixanse dos cabalos e simulan unha loita corpo a corpo. Sepáranos os fareleiros.

A. De que es justa mi petición, – entérese usted, don Jacinto;
¡vea lo que dice el Código, – en el artículo ciento cinco!

É unha mera concordancia rítmica. O Defensor acepta o Código, fai que o lee e recolle do seu interior un billete, que garda no peto, disimuladamente. Todo serio, diríxese á moneca:

D. Después de bien enterado, – me ha causado gran dolor
ver que es imposible salvarte, – mi preciosa Blanca Flor.

D. No se puede hacer nada, señorita; – tenga usted resignación
porque la Ley puede más – que toda mi buena intención.

Seguidamente diríxese ó público, precisamente ós que o viron aceptar e garda-lo suborno:

De esto tomemos ejemplo, – que más tarde o más temprano

al que obra mal y sin conciencia – le suele venir el pago.

Nada más me queda, señores, – que alegar en mi defensa;

¡sólo a las chicas solteras – hacerles una advertencia!

Con hombres de otras mujeres – procureis ser formales;

¡más vale quedar solteras – que pasar por estos trances!

Me retiro a descansar – terminada esta defensa;

¡ahora que el señor Juez, – obre según su conciencia!


Redobres do tamborileiro para tensa-la atención. O Xuíz, que estivera un tanto distraído, érguese firme e solemne nos estrobos do seu cabalo, recolle a queixada, e, con voz solemne, pronuncia a

SENTENZA

Xuíz

Es un caso tan horrible – que tiemblo al hablar;
pero la Ley es severa – y no se puede vacilar.

Revisado el Atestado – y comprobados los delitos,

¡mando que sea quemada – en este cruce de caminos!

Es dura, señores míos, – esta pena consabida,

pero es la Ley , – ¡ y asi tiene que ser cumplida!

Se debe emplear la Ley – para corregir la Humanidad ;

para que con estos ejemplos – escamienten los demás.

¡En este mismo momento – mando que le planten fuego;

y le doy el tiempo necesario – para que haga testamento!

Adiántase o Escribán, co seu recado de escribir:

En nombre de buen cristiano – y de la buena ventura,
aquí estoy para redactar- el Testamento de la criatura.

Me han nombrado Notario, – ¡San Patricio me dé acierto,

que no me salga una copla – en lugar de un testamento!

Según manifiesta, Blanca Flor – no tiene ningún pariente,

Así que reparte su fortuna – de la manera siguiente:

A las niñas de quince a veinte – que sean gapas y buenas,

a esas no les deja nada – que bien se gobiernan ellas.

A las de veinte a veinticinco – les deja un capital,

a ver si así puede ser – que se lleguen a casar.

A las de veinticinco arriba – deja en Sevilla un convento

para que se metan monjas…, – si no logran casamiento.

Parece unha referencia á dona Inés do Tenorio.

Deja una pieza de estopa – para que se hagan camisas,
fajas y pantalones – las chicas más presumidas.

Bienes no le quedan más, – pero os dá buenos consejos,

que aunque no alimenten – a más de una le harán provecho:

No seais mozas presumidas – y os casareis primero;

los hombres las quieren monas – nada más que para el juego.

Digo también que por morir pronto- no tengais ningún pesar,

que en este pícaro mundo – poco bueno hay que esperar.

Nunca sigais mis costumbres- pues ya veis el resultado;

por ser una lujuriosa – bien caro lo estoy pagando.

Si después de que me quemen – quedase algo sobrante,

se lo dais a este Juez, – ¡y que le sirva de purgante!

A mi Defensor le dejo – todo el camino para correr,

se llevó mi dinero – ¡sólo por dejarse convencer.

Terminado mi testamento – pagareis a este Escribano

y los derechos a la Hacienda – antes de cumplirse el año.

O Autor, ademais de busca-lo asonante, dá unha alerta ós seus veciños para recordarlles a perentoriedade no pago dos Dereitos Sucesorios.

Despois da queima e dos foguetes, baile,
PERO,

con día para chegar a casa,

¡de escarmentadas!